Uno de los pueblos más interesantes para visitar y recorrer a pie es Vejer de la Frontera. Una atalaya blanca sobre un cerro con vistas al mar. Calles empedradas y engalanas con flores sirven para descubrir rincones, monumentos, leyendas y olores de la cocina tradicional. Experiencias que trascienden en el tiempo y enamoran a cuantos lo visitan.
Ruta por Vejer
Los primeros testigos de nuestra estancia en Vejer son los vecinos que se apostan en La Plazuela, Plaza de San Francisco, centro de la actividad local. Allí se descubre la fachada del antiguo Convento de San Francisco, que hoy alberga un prestigioso hotel donde se conservan las estancias de sus antiguos habitantes. A su espalda, en lo que antaño fuera la huerta del convento, se aloja el mercado de abastos; una oportunidad de adquirir productos frescos de la zona, desde fruta y verdura de las huertas próximas a pescado, capturado en el vecino pueblo de Barbate. Hoy día el mercado ha evolucionado a un mercado gourmet, ocupando los puestos abandonados varios negocios nuevos en los que se pone a disposición de turistas y vejeriegos lo mejor de la gastronomía.
De nuevo en la Plazuela una pequeña pendiente nos lleva a un balcón privilegiado sobre La Janda. El Paseo de la Corredera cuenta con algunas de las mejores vistas de la Sierra de Grazalema, intuyéndose la Bahía de Cádiz (especialmente en las noches de verano cuando el poniente se hace presente). La andadura continúa subiendo por la calle Nuestra Señora de la Oliva, patrona de la localidad cuya imagen se venera en una ermita situada a camino entre Vejer y Barbate. En la subida da encuentro la Casa del Marques de Tamarón, que en la actualidad alberga a la Casa de la Cultura, la biblioteca municipal y la sede de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Además, de exposiciones permanentes e itinerantes donde vecinos y forasteros se dan encuentro.
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De nuevo en el Arco de la Villa se prosigue por la calle Canalejas, de la que nace la Costanilla del Nazareno, una de las construcciones peculiares de la cuidad para salvar los desniveles del terreno. Antes de llegar a la calle de la Encarnación, surge un pasaje a la derecha que desemboca en un bello patio típico de Vejer. Más adelante la antigua Iglesia del Rosario abre sus puertas, convertida hoy en la sede de la Peña Flamenca Aguilar de Vejer, que conserva aún la disposición original y un magnifico techo.
Por Mesón de Ánimas se llega a otra de las puertas de la ciudad, Puerta Cerrada, que se mantiene oculta desde el exterior para no ser vista por los enemigos del sitio. Subiendo por la costanilla se da con el Castillo. Una fortificación del siglo XI desde cuyas almenas se domina el Estrecho de Gibraltar.
Muy cerca el reformado Convento de las Monjas Concepcionistas alberga exposiciones y congresos, y nos da paso a la Iglesia Parroquial del Salvador. Un templo construido en varios estilos arquitectónicos (mudéjar y gótico) que alberga piezas de gran interés. Recientemente se están incorporando a sus alacenas obras restauradas que fueron dañadas durante la Guerra Civil y carcomidas por los años.
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Es necesario alejarte de alguien o algo, para darte cuenta de lo que has dejado atrás... En este caso y después de mucho tiempo sin vivir en mi maravilloso pueblo, me doy cuenta de la preciosidad, la belleza, la blanca luz, las cálidas noches y el recuerdo tan hermoso que guardo de mi infancia en VEJER...MI PUEBLO.
ResponderEliminarHacer turismo no solo es ver, sino también oír. Uno de los sonidos más característicos de Vejer es el repicar de las campanas cuando su patrona visita el templo de la parroquia. Una estampa acústica tan bella como el propio pueblo.
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