30 de junio de 2014

El PSOE se la juega a tres cartas con el joker fuera del tapete


La dimisión de Rubalcaba abre un tiempo nuevo para el partido de la oposición, en un momento de debacle, con nefastos resultados en las urnas y una convulsa situación que amenaza con romper y acabar nutriendo la ya vasta oferta electoral de la izquierda, a la que se suma el partido que pretende fundar la cara visible de “Stop desahucios”. En la nueva partida tres son los ases sobre el tapete, todos ellos han conseguido más o menos avales para enfrentarse en el duelo por la secretaría general de los socialistas, con la vista puesta en las elecciones municipales de 2015 y posteriores generales, próxima oportunidad para medir la temperatura de los electores.


Madina, Pedro “Kennedy” y Tapias


Finalmente los candidatos han sido tres hombres, unos más conocidos que otros, pero un trío de ases que promete una interesante lucha por el asiento que Rubalcaba deja libre para retomar sus clases en la universidad, donde impartirá química tras dos décadas haciendo alquimia en el Congreso y el Gobierno.

Eduardo Madina llega a la secretaría tras una carrera de fondo en la que ha tenido algún que otro sprint. El diputado parece tener el apoyo de las víctimas del terrorismo, a tenor del atentado que él mismo sufrió y que le causó la pérdida de una de sus piernas. El “hombre de titanio” promete unificar en la nueva etapa, aunque su figura se asocia a Zapatero y Rubalcaba, por lo que los socialistas podrían tener el resquemor de repetir el error. Él quiere distanciarse de sus antecesores, reconociendo, junto a Susana Díaz (agarrada al sillón de la Junta de Andalucía), que el congreso de Sevilla, donde salió victorioso Rubalcaba sobre Chacón por un escueto 2% de los votos, fue un fracaso que ha llevado al partido a la peor situación de la democracia.

El otro “as” sobre el tapete es Pedro Sánchez, una figura poco conocida para el público en general, pero que ha sabido ganarse a los electores socialistas en una precipitada campaña donde ha tenido más relevancia su imagen que su mensaje. A Sánchez le sobran los motes en un país aficionado a los sobrenombres (afición a la que me sumo como ultra defensor). “El Kennedy del PSOE”, “Pedro Ken”, “el guapo” (aunque sin el encanto de Clint Eastwood en la película de Sergio Leone: “il buono, il brutto, il cattivo”)… Estos son algunos de los apodos que se le asignan al candidato, quien, conocedor de su imagen, la aprovecha y siempre hace una cuidada aparición en los medios de comunicación (a ser posible sin perder la sonrisa y con un enorme cartel detrás suyo con su propia cara). Este “san Luís” con boatos narcisistas (lo cuál no tiene porqué ser malo, de hecho a mí me aporta confianza) ha conseguido más avales que sus otros dos compañeros de partido en la carrera por ocupar el escaño de Alfredo.

El último en el trío es Pérez Tapias, un socialista de carrera que cuenta con el apoyo de varios barones y la solera del partido. ¿Su principal baza? No presentarse a la candidatura a presidente del gobierno. Así lo ha manifestado en varias ocasiones, alegando que su inquietud es la de darle una nueva oportunidad a un partido que fue grande y pasa en estos momentos por sus horas bajas, con una izquierda fragmentada, una clase política demasiado manchada de corrupción y un gobierno dependiente de Europa, a la que solo le falta pedir permiso para ir al servicio.

Con esta perspectiva el PSOE pretende levantarse de la caída y unificar el voto de izquierda, ahora huido en estampida a partidos como Podemos, hecho a imagen y semejanza de Pablo Iglesias (homónimo al fundador del PSOE) y cuya principal propaganda política es recuperar un lenguaje caduco apoyado en un partido que ni siquiera quiere serlo. No se le presenta fácil al nuevo secretario socialista, pero la aventura promete ser interesante.

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