12 de febrero de 2013

Carta abierta a S. S. Benedicto XVI


Carta abierta a S. S. Benedicto XVI


Ahora que se va, con la perspectiva del tiempo pasado, vengo a ver que no fue usted una opción banal en el último cónclave de cardenales. Tras el fallecimiento de Juan Pablo II, hombre carismático donde los hubiera, se abrió una brecha en la Iglesia. La Sede Vacante es una situación poco deseable, en que los cristianos mantenemos el vilo entre lo que fue y lo que será.
Sin duda el Espíritu Santo inspiró al Colegio Cardenalicio para favorecer su elección, pues es Benedicto XVI el Papa que necesariamente requería la Cristiandad.
Así como los teóricos de la política no son buenos políticos, los hombres de teología no son buenos Papas, pues a lo sumo, es escaso el vínculo de unión que mantiene ambas disciplinas.
Si hubiera que definirlo, habría que utilizar una palabra, consecuente. No siendo uno de los favoritos de los medios, resonó su nombre entre las columnas de Bernini aquella tarde primaveral del mes de abril. El cambio había llegado. Un papado consecuente con la teología.
Muchos cristianos, y otros que no lo son tanto, claman por el cambio en la Iglesia y la adaptación a los tiempos. Pues aquí está el cambio, el signo de los tiempos. El Papa que se enfrentó a las leyendas y mitos que durante años han adornado a la vida de nuestro Maestro. ¿Acaso importa si en el Portal de Belén había mulas y bueyes? ¿No es acaso más importante el mandamiento de nuestro Señor, amad a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo? La hipocresía nos aleja de Dios.
A usted, santidad, le ha correspondido un tiempo difícil. Un tiempo en que la Iglesia se ha confesado pecadora. Un tiempo de adaptación a la sociedad. Ciertamente le dejaron el listón muy alto, pues el carácter carismático de su predecesor hace sombra a las verdades promulgadas con palabras. Y palabras, necesita nuestro mundo.
A Su Santidad hay que agradecer que nos haya hecho partícipes de vivir un momento histórico, la renuncia de un sucesor de Pedro. Un tema tabú para con los fieles, pero que siempre ha circundado en los ambientes eclesiásticos. ¿Es digno que un Papa dimita? Los tiempos lo requieren. En la actualidad se precisan apóstoles ágiles de alma y cuerpo. El reconocimiento de la flaqueza no es sino síntoma de humanidad. ¿Acaso no fue San Pedro quién negó hasta tres veces a Jesús? ¿No es eso un síntoma de flaqueza? No está todo perdido. Ahora podrá dedicarse a su vocación, la teología, y dejar los “cuervos negros” y las pesadumbres del gobierno, a nuevos rostros.
La sede de Pedro pierde un gran hombre, pero gana humanidad. Rezo a Dios para que no decaiga en su afán de buscar la verdad y seguir transmitiendo el mensaje de Amor que nos fue entregado en la persona de Cristo.

4 comentarios:

  1. Muy buena reflexión. Pero.... ¿Y si en realidad él nunca quiso llegar a este punto?. ¿Y si ha sido la propia iglesia la que le ha obligado a abandonar?. Pasaría a la historia por ser el Papa que se rindió y no por ser el hombre que se dio cuenta que nuestra iglesia tiene cosas que hay que cambiar. Pero a lo mejor ni la propia iglesia esta preparada para esos cambios. O puestos a suponer, a lo mejor algunos de esos cambios podría hacer temblar los propios pilares que se fueron edificando sobre la tumba de Pedro.
    También espero que el Espíritu Santo extienda sus alas sobre los cardenales para que salga el nuevo Papa que necesita la iglesia o el que quiere el Vaticano.

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    1. Gracias por comentar el artículo y por tu opinión.
      ¿Se interesa a la Iglesia la renuncia del Papa? No. El estado de Sede Vacante es un lapsus indeseado por el conjunto de la cristiandad, un momento de revuelo y esperanza. Durante el período de Sede Vacante, la Iglesia está oteando el horizonte.
      La renuncia del Santo Padre es el reflejo de su aptitud consecuente. No se puede decir que Ratzinger no ha traído cambios a la cristiandad, pues como teólogo ha primado la Fe y la Razón, sobre los criterios de gobierno propios del Vaticano.
      Al igual que Obama no fue el salvador del mundo que muchos esperamos, Benedicto XVI tampoco ha podido dar un vuelco a la Iglesia, sin embargo, grano a grano se llena el granero. Los pequeños cambios que ha introducido, dirigiendo la vista de la Iglesia hacia la Teología (fundada en más de veinte libros publicados durante su vida) ha sido un pequeño cambio (no le importó desmitificar a los textos apócrifos que adornan los belenes).
      A la Cuaresma se une la renuncia del Papa. Los cristianos tenemos el inminente deber de reflexionar y orar para que los designios del Espíritu Santo sean los que dirijan a los fieles.
      Por último ten en cuenta que Dios, en la figura del Espíritu Santo es quien sostiene a la Iglesia. Si tiemblan los pilares de la Iglesia, es por que Dios es quien los está golpeando.

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  2. Si Dios golpea los pilares de la iglesia, quizás sea por que quiera advertirnos de que algo no va bien. Pero también nos hizo libres para escuchar esas advertencias o hacernos los sordos.
    Estas reflexiones quizás parezcan que son sacadas de la teoría del caos o la conspiración, pero cuando estas cosas vienen de tan altas esferas me hacen sentirme el último en enterarse.
    ¿Cuanto de lo que sabemos es verdad y cuanto es la verdad que quieren que creamos?...

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  3. Llegamos al terreno de la filosofía. ¿Qué es verdad?. En este punto nos tenemos que remitir a las fuentes, "Yo soy el camino, la verdad y la vida". En Cristo, en Su Mensaje, está la verdad. No tenemos que creer en cuervos negros o blancos, sino en el Mensaje de Cristo. Lo demás es "vanidad de vanidades, todo vanidad".

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